[EX]CENTRICIDAD 11 exopoetas que abren camino en la poesía española contemporánea (1959-1986) José Antonio Olmedo (Editor) Editorial Celya Colección Generación del Vértice Toledo, 2022 |
DISIDENCIAS
Ignoro cómo
dilata el discurrir diario José Antonio Olmedo (Valencia, 1977), pero ha
logrado en un plazo muy breve de tiempo perfilar la realidad consolidada de un quehacer
literario múltiple. Su taller aglutina poesía, investigación crítica,
narrativa, aforismos, crítica de cine y columnas de prensa. Esa solvencia
creadora ha dejado títulos de gran interés para el lector y, sobre todo,
propicia una perspectiva muy amplia de la realidad poética contemporánea a la
que ha dedicado los ensayos Polifonía de
lo inmanente. Apuntes sobre poesía española contemporánea 2010-2017,
coeditado con el poeta y narrador Gregorio Muelas, y El pájaro en la rama. Conciencia del tiempo y tiempo de la consciencia
en la poesía de Ricardo Bellveser (1977-2020).
El volumen [Ex]centricidad, subtitulado “11 exopoetas que abren camino en la poesía
española contemporánea (1959-1986)”
compila voces líricas cuya condición identitaria es la disidencia. Los
antologados personifican la disgregación de etiquetas gremiales y espacios
normativos para afrontar la dinamización del lenguaje como recurso
metaficcional, propiciando estrategias y claves estilísticas, más allá de la
ingeniosidad y de la ruptura de lo gregario.
El prólogo de José Antonio Olmedo va
precedido de un fragmento de la carta enviada a los escritores seleccionados.
El antólogo busca “… Disidencia vocacional, irreverente, no violenta,
indagadora, creativa y posiblemente, motor de nuevas tendencias. Poetas en un
exilio voluntario de la llamada normalidad
poética”. Tras el proyecto editorial del investigador está el estimulante propósito de
recorrer la periferia orbital de nuestra lírica asumiendo, con pleno
conocimiento de causa, otros modos de representación más allá de las supuestas
premisas discursivas.
De especial interés resulta el despliegue
conceptual del prólogo. José Antonio Olmedo parte del contexto histórico porque
supone que el material de cimentación de la expresión artística disidente está
ligado a la situación de crisis. La convulsa inestabilidad social del
presente tiene como vértices conjeturales la exaltación abrumadora del
liberalismo económico, la desigualdad norte-sur, la deshumanización tecnológica
y los conflictos armados alentados por las superpotencias. Son ámbitos
destructivos que marcan su correlato en el hecho poético y que generan desde el
poder actitudes de censura, control y estardarización, tendentes a crear una
obra de arte homogénea, canónica y gregaria, hecha desde un discurso
unidireccional. Ante esta situación la exopoesía es conflicto, ruptura, reacción
preceptiva y formal.
La nómina integrada en [Ex]centricidad está formada por los escritores Ramón Campos,
Cleofé Campuzano, César Márquez, Blanca Morel, Eddie (J. Bermúdez), Nuria Ruiz
de Villaspre, David Trashumante, Nieves Salvador, Julio César Galán, David
Acebes y Eva Hiernaux. Son escritores nacidos entre 1959 y 1986, que pertenecen
a diferentes generaciones y con idearios estéticos singulares, manifestados en
las poéticas que sirven de entrada a la selección textual. La automirada conforma un soliloquio sintético; clarifica propósitos
substanciales que dan la espalda a la erosión del tiempo y proporciona una
contemplación en primer plano. En esta toma de conciencia
de la materia poética los enfoques son muy divergentes: César Márquez opta por
las teselas fragmentadas y concisas del aforismo con la certeza de que se
marchita el misterio cuando se hace explícito y se nombra: “Una negra molestia:
hacer, decir”, “Elevarse para hablar de la tierra”, “¿”Yo”en poesía? Todos y
ninguno. Común elevado. Todas las personas del verbo. Pueblo”. Nuria Ruiz de
Villaspre pone como andamio de su reflexión poética un enunciado del poeta
serbioo Vasko Popa que alude al carácter inefable y no teórico de la escritura. La poesía es temblor, captura en tránsito, vuelo y raíz al mismo
tiempo. Ramón Campos traslada a su poética abundantes elementos gráficos que
resaltan el carácter fragmentario del ideario, muy lejos siempre de la lírica
narrativa y discursiva. Blanca Morel ha sostenido en el tiempo una indagación
reflexiva, asomada al fluir de la conciencia y la condición transitoria del yo.
La poesía se hace cuestionamiento y profundidad, revelación abierta que sondea
lo sublime desde el cuerpo y la mirada. Toda antología poética se asienta sobre
una presencia clave y este es el papel que conjuga y personifica Julio César
Galán, cuya investigación sobre el heterónimo y la identidad ha propiciado
algunos ensayos imprescindibles. El poeta de Cáceres busca la
heterodoxia; una escritura con carnalidad, hecha de sensaciones que exhibe también los elementos sonoros del poema. Su ideario aglutina un fragmentado despliegue formal que
se organiza en cuatro acordes o etapas poéticas que alumbran una escritura en
proceso que muestra también posibilidades inacabadas y tanteos expresivos.
Eddie (J. Bermúdez) asocia su estilo con
el poemario sin intermediarios teóricos. Su escritura protagoniza un viaje
hacia dentro de la dicción, un continuo proceso introspectivo para que
germinen los cambiantes matices de la senda verbal y su realidad endogámica. Cleofé
Campuzano percibe el hecho poético como
transformación de la realidad y como escaparate cognitivo en el que se reflejan
las coordenadas vitales del sujeto pensante. Asumiendo la práctica poética como
una disciplina artística extraliteraria, más próxima al arte conceptual que al
trayecto literario, David Trashumante reivindica la funcionalidad del lenguaje y
su disposición para generar espacios comunes con otras disciplinas. Su
escritura, por tanto, recrea la perfomance y los espacios de representación
capaces de crear experiencias transformadoras en lo real. David Acebes apuesta
por una poesía intelectual que plasma ideas y pensamientos. Supone que su obra
poética aspira al palimpsesto, a esa ascensión de tachar lo escrito y
sobreescribir de nuevo en ese vuelo inefable del poema ideal. Con caligrafía
simbólica, plena de onirismo, Nieves Salvador Bayarri se acerca a la poesía
desde la plenitud de la sensación; así postula una lectura interna de la
palabra más allá de la epidermis del lenguaje y de la supeficie tangible de lo
real. La poesía es un acto de libertad, una génesis del yo que se transforma a
sí mismo para descubrirse. Por último, Eva Hiernaux suscribe una poética
concebida como refugio capaz de gestionar relaciones internas entre el mundo y
la identidad del sujeto. Una epifanía que se construye con materiales de la
tradición y con las percepciones de otros que prestan sus perspectivas y sus
enfoques argumentales; por tanto el poema es un ejercicio artesano que requiere
esa luz final que lo singulariza y llena de claridad. Recordemos una obviedad musculada en el tiempo: cada
antología es un error. Es un lugar común del quehacer crítico, pero es también
la certeza de que cada selección subjetiva cuestiona presencias y ausencias, responde a
la voluntad fraguada del editor y a su incansable empeño reflexivo. José Antonio Olmedo articula en [Ex]centricidad una aldea gala, una estación de
raros donde conviven idearios líricos que buscan lo intangible en el acontecer
del poema. Y el resultado es una excelente invitación a lo distinto, una concentración de asombros que superan la moralina figurativa para explorar otras galaxias de la creación, esos puntos negros que son siempre apertura a la luz.
JOSÉ LUIS MORANTE
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