viernes, 23 de junio de 2023

MANUEL JESÚS PACHECO ALVARADO. LUGARES COMUNES

Lugares comunes
Manuel Jesús Pacheco Alvarado
Cuadranta Editorial
Valencia, 2023

 

AZAR CONTINUO

 
  La senda de cada autor es un trayecto azaroso, siempre condicionado por las contingencias editoriales. Pone a prueba la voluntad de seguir y el empeño de búsqueda de una voz singularizada que libre a las entregas de mimetismos, reiteraciones y disparates vanguardistas. Así surge el tono justo, la caligrafía reconocible que invita a la lectura y concede sentido a tantas horas de soledad e incertidumbre. Manuel Jesús Pacheco Alvarado presenta su tercera salida poética Lugares comunes- tras las estaciones Juego de versos (2020), Viejos ecos (2022) y el proyecto escénico en verso Fama fatal (2021). El poeta y profesor roteño, que actualmente reside en Jerez de la Frontera donde imparte clases de inglés en un instituto de Secundaria y Bachillerato, persiste en el despojamiento expresivo y en el cultivo de una dicción figurativa y dialogal.
  El umbral de dedicatorias que abre las páginas de Lugares comunes cita algunos referentes del poeta, como sus paisanos Ángel García López y Felipe Benítez Reyes, dos voces imprescindibles del mapa poético contemporáneo. Y añade en el paratexto la conocida cita de Miguel Hernández: “Llegó con tres heridas: / la del amor / la de la muerte / la de la vida”. Son claves que nos pueden orientar sobre la visión estética del poeta y su empeño por comprender el decurso existencial a través del poema. De este modo, el primer tramo del libro se titula “La vida” y construye un personaje poético que emplea la voz directa de la confidencia para expandir luces y sombras de lo cotidiano. Las contradicciones del entorno avasallan, dejan la sensación de que el espacio habitual de nuestros pasos “No es país para cuerdos”. Pero conviene ser testigo y sacar a flote la condición del superviviente: transitar es el único patrimonio que nos deja nuestra condición transitoria. Somos , según comenta el hablante lírico, “Hijos de la prisa”. Todo es urgencia y casi todos los propósitos a largo plazo resultan vanas especulaciones que apenas florecen. Se mantiene la sensación de habitar a solas un páramo insular, lejos de cualquier paraíso. Sin embargo, tras la máscara del desconcierto, está el yo y su obligación de persistir y no renunciar. El camino se hace paso a paso, como agua que fluye.
  Manuel Jesús Pacheco Alvarado opta por el verso libre y el poema breve para construir sus textos sobre las vibraciones del ahora. Surge así una tesela lírica, narrativa, que habla de una forma de mirar y de entender el mundo. La rutina nos convierte en blanco perfecto de la indigencia. Habitamos un estar sedentario y remansado que deja poco sitio al asombro. El entorno solo muestra su epidermis, su rostro cambiante y transitorio en el que la identidad del yo se multiplica: “… soy el que es, / de un modo diferente, tan semejante a ti. / Esta es la ciudad en la que se edifica / este yo, universal, este es el escenario / que compartes también tú, que eres el hombre / que es todos los hombres y vive en la ciudad / que es, que fue y que será todas las ciudades.”
  La sección “El amor” figura como tramo central del volumen. Pero aclaro de inmediato que no hay un tono hímnico de canto y celebración, de comunión con el otro; el tiempo y sus efectos deja ventanas al desamor y herrumbre. Tras los ecos de seducción y esperanza, llega el vacío, el aura gris del recuerdo que advierte de un amor breve e intenso. Los sentimientos son azar continuo donde los ciclos emocionales buscan continuidad en los rincones del tiempo. Los latidos de la belleza tejen de nuevo redes de esperanza. Veamos un fragmento del poema “Amor y luna”: “El amor, como la luna, / a veces, parece haberse / ido; a veces, estar / blanco: claro y puro, diáfano; / y no menos veces, rojo: /apasionada acuarela”.
  Sorprende al lector, en el desarrollo del libro, la presencia de algunos poemas en prosa. Funcionan como intervalos que relatan experiencias de viajes y el silencioso andar, como ese luminoso poema de enamoramiento urgente de “The hairy pig restaurant (Lilla Nygatan)” que elige como marco de representación en la ciudad vieja de Estocolmo.
   El tercer apartado es muy breve y se titula “La muerte”, un título conclusivo y crepuscular que postula una intensa reflexión sobre la naturaleza humana y su dimensión transcendente. La inercia de vivir como autómatas también sugiere al poeta composiciones de hondo calado en las que asoma la mirada crítica. Cuesta desperdiciar ese tiempo de gotas contadas que corresponde a cada identidad. Como escribiera Sartre en cita recogida por el poeta: “No tenían ganas de existir, pero no podían evitarlo. Eso es todo”.
   La composición "Liturgia del héroe", que elige la forma cerrada del soneto, persiste en señalar el papel de cada sujeto en el largo recorrido hasta la última costa. Cada paso acuna calladamente el cumplimiento de un compromiso vital. Manuel Jesús Pacheco Alvarado, en la expresión poética de Lugares comunes canaliza los temas centrales del sendero vital, contemplado no con la mirada ególatra del yo concreto, sino con el deseo de apagar preguntas que a todos nos afectan. Son interrogaciones de vuelo alto porque contienen su porción de verdad y asombro, ese empeño de ser que concede lejanías y esperanzas al cambiante paisaje existencial.

JOSÉ LUIS MORANTE




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