Cuaderno de Italia Santos Domínguez Nota inicial de Marcela Filippi Ediciones de la Isla de Siltolá, Poesía Sevilla, 2023 |
ARTE Y VIDA
Desde hace muchos años, la
literatura de Santos Domínguez (Cáceres, 1955) se bifurca entre la poesía y la
crítica, con un destacado reconocimiento lector en ambas estrategias expresivas.
Su quehacer poético ha obtenido numerosos premios nacionales e internacionales
y se ha trasladado a otros idiomas. La entrega El tercer reino (Pre-Textos, 2021) fue candidata al Premio de la
Crítica y al Premio Nacional de Poesía. La aproximación a su obra constata una
obra de madurez decantada por un ideario estético humanista y reflexivo; un
trayecto creativo incardinado en la tradición que expande un claro aliento
clásico.
Cuaderno
de Italia ubica como pórtico una breve nota de Marcela Filippi Plaza, quien
ha vertido una parte importante de la obra lírica de Santos Domínguez al
italiano. La traductora subraya que nos hallamos ante un compendio poético en
el que percibe el sosegado testimonio del viajero. En los escenarios no hay
rastros de la retina urgente del turista. Cada monumento y cada experiencia
cultural son percibidos como un viaje interior a las raíces que clarifica y
recrea el contexto histórico y las vetas argumentales de su estar en el
tiempo. De este modo, concluye Marcela Filippi,
“Al leer Cuaderno de Italia el lector tendrá la impresión de contemplar un
maravilloso crepúsculo, creado por el genio humano”.
Dos nombres del canon,
plenamente relacionados con la ciudad del Tíber, Goethe y Rafael Alberti, conforman el mínimo
paratexto que refrenda, sobre cualquier otra contingencia, el legado clásico de
la ciudad en el pensamiento occidental. Más allá del territorio físico de las
siete colinas está el abrazo continuo entre arte, literatura, desplazamiento y suceder.
El decir poético emprende una transición contemplativa para entender la copiosa
cosecha artística italiana y sus rincones más deslumbrantes. Sale a la
superficie, a través de la mirada del poeta, el latido vivo de la antigüedad que
retorna al ahora para mostrar pigmentos y volúmenes, esas imágenes de plenitud
sensorial que hablan en silencio al espectador. Dejan, como lluvia fresca, la
certeza de que el arte es redención y vida, la arquitectura que resguarda lo
efímero de la erosión del tiempo.
Cuadros y estatuas transcienden los elementos matéricos para encender una constante reflexión sobre la temporalidad,
la muerte y el material dormido de los recuerdos. El azaroso magma del
discurrir histórico entrelaza formas, tiempos y presencias que construyen una
realidad con estratos oníricos. En el trayecto habita una etérea armonía
secreta que requiere el espejismo de permanencia del lenguaje, esa
distancia de la que emergen los
pensamientos del sujeto: “Trazan sus laberintos / un mosaico de edades y
piedras y ladrillos, / una oscura metáfora del tamaño del hombre”.
La mirada es punto de partida para una intensa indagación interior sobre
la frágil consistencia de la naturaleza humana, como sugiere este magnífico
fragmento del poema “SAN COSIMATO IN MICA AUREA”: “Porque el dolor y el miedo,
la belleza y la vida / buscan consuelo aquí: en este claustro en sombra, / en
esta luz que tiembla como un candil en pena / sobre el tiempo y la frágil /
levedad de su arena dorada por el tiempo, / sobre el frío incandescente / de la
piedra que piensa y el corazón que duele. “
El recorrido va llenando las páginas del cuaderno con su caligrafía de
incertidumbre. Más allá del paisaje, el poeta contempla el pasar ondulante de
los días, el regreso frágil del pretérito que sobrevuela sobre las cosas
marcando su belleza, su fulgor intangible que, poco a poco, adquiere la levedad
del sueño. Como sucede en el mítico Viaje
a Italia de Goethe, sin duda un referente básico para este volumen de
Santos Domínguez, los poemas plantean una reflexión de ajustado perfil y
perfecta alzada poética, sobre el quehacer artístico, los intervalos
temporales y los desplazamientos. De este modo se conforma la
conciencia estética individual, su manera de percibir, más allá de lo
descriptivo, y la minuciosidad del detalle. La observación directa y la
experiencia del viaje conllevan el empeño de aprehender la realidad y
transformar el pensamiento. Cuaderno de
Italia descubre la íntima conexión entre arte y devenir existencial. Despierta en el aire limpio de la amanecida el deseo de mirar las cosas con la
luz del espíritu.
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