jueves, 21 de diciembre de 2023

ESTEBAN MARTÍNEZ SERRA. CUADERNO JAPONÉS Y OTROS POEMAS BREVES

Cuaderno japonés y otros poemas breves
Esteban Martínez Serra
Prólogo de Alejandro Duque Amusco
Editorial La Garúa
Barcelona, 2023

 

DONDE SE GUARDA.

  
   Desde que iniciara itinerario en 1999 con Palabras indefensas, su carta de presentación, Esteban Martínez Serra (Figueres, 1962), Profesor de Lengua y Literatura españolas e impulsor de iniciativas culturales como la revista de literatura  Fragments, en su etapa universitaria, o el proyecto editorial del grupo poético “Papers de Versalia” ha firmado una amplia cosecha lírica que abarca una decena de entregas. Una senda que constata una evolución acrecentada en sus dos títulos más recientes, El temblor (2022) y el que aquí comentamos Cuaderno japonés y otros poemas breves,  ambos publicados por el sello editorial  La Garua del poeta y editor Joan de la Vega.
   La introducción “Lejanía y cercanía de Oriente” del poeta Alejandro Duque Amusco dibuja los temas esenciales del paisaje poético que impulsaban la escritura de El temblor, los elementos germinativos que configuran la gran poesía en el tiempo: el amor, el discurrir transitorio, la identidad mudable del yo, o el inevitable empeño de la ceniza. Vértices simbólicos en los que se refleja el propio rostro. La vuelta a la escritura de Cuaderno japonés y otros poemas breves ahonda en la actitud meditativa de su poesía desde una estética de despojamiento y elusión, de pautada inmersión en la transparencia. La levedad marca el trayecto expresivo donde no existe un hilo argumental único; el viaje vivencial se enuncia en secuencias fragmentadas, en poemas breves en los que se perfila una entidad enigmática, Sonome, cuyo perfil ignoto e inasible solo se dibuja en la rememoración y en algunas transiciones entre el onirismo y la realidad.
  La primera parte, “Cuaderno japonés” comienza con una significativa acumulación de citas cuyos nexos versales enlazan el latido fugaz de los sentimientos, el frío de la soledad o la cercanía de lo alucinatorio, donde, como escribiera Octavio Paz, solo es real la niebla. El conjunto de poemas adelgaza el lenguaje, supone un tránsito desde la observación a la idea. El protagonista verbal confía en los apuntes del entorno cotidiano para buscar sitio al sentimiento: “Cierro los ojos mientras / mi deseo te piensa”. Todos los fragmentos sugieren instantáneas del sentir que constatan el camino hacia la otredad con fervor renovado. La plasmación del deseo tantea para ser aliento y resurrección, para fortalecer el impulso vital que permite vivir el simulacro de una existencia más honda: “Cuando te sueltas el cabello / y dejas la cinta de seda / sobre mi almohada / entiendo la dimensión del universo / y lo pequeño que es / mi mundo”.  El amor se hace pulsión vital; clarifica la semántica del discurrir diario. Su cercanía es plenitud y aurora; su ausencia, un tiempo oscuro que no abandona el frío del invierno.
   La sección “Otros poemas breves” postula una cosmovisión más abierta; el amor ya no es el largo recorrido unitario, aunque el conjunto también deja sitio al contraste entre dolor y plenitud amorosa, una relación que trata de indagar en el sentido de lo existencial haciendo del amor una catarsis, un pacto de fusión entre ambas identidades. El breve conjunto “Dime que es” nace desde la observación de diferentes entornos cotidianos: el hospital, la casa, la familia, el tiempo que marca un reloj de pared o el paso inasible del poema como “surco ilusorio”.
  El corpus de este tramo final se completa con las composiciones de “Manual de árboles”, que mantiene un ámbito conceptual con gran acierto en las imágenes: “Árbol del sueño / déjate talar…”, y los aciertos expresivos se mantienen en las composiciones siguientes, “Árbol de la fe”, “Árbol de la sabiduría” o “Árbol del silencio”. Completa el corpus “Cierres”  que expone ante el lector vetas y contrastes del estar.
  En Cuaderno japonés y otros poemas breves Esteban Martínez Serra afronta un nuevo recorrido con sensibilidad meditativa. En los poemas asistimos a un diálogo con la naturaleza y a una exploración del entorno con la pupila abierta del amor, un amor auroral en el que no caben todavía la decepción ni la sombra. El poemario amalgama afectividad y reflexión, el paso ensimismado que nos acerca al otro.


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