NADAR EN SECO
En él, cada brazada recolecta
el secreto de la profundidad.
De cuando en cuando,
rasga la superficie un hueco húmedo
cuyo fondo merece
estelas de luciérnagas.
Mas un sudor salobre
desdice la quietud
e impulsa otra brazada
hacia el perfil exacto del trascielo.
se carcoma en reflejos.
Sacudo el agua ausente.
En los brazos maltrechos
hay jirones de mí.
(Del libro Nadar en seco)
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