Morro de Gos, julio, 2014 |
CUERPO ANFIBIO
Para Victoria Méndez,
cuya sonrisa sigue allí
El niño dispara su pistola de agua contra las olas; yo no sé
distinguir las olas vivas y el rictus apagado de las víctimas.
Palas, rastrillos, cubos…Utillaje infantil que
descifra el secreto del barro.
Gaviotas y palomas digieren palomitas; muda la arena en patio de
butacas de un cine de verano.
Cuerpo anfibio; el buzo radiografía nervaduras de agua.
Perseverante el viento deshoja las sombrillas.
Este evocador poema me recuerda mis veranos de adolescencia en Santander, al lado de una prima especial. Un abrazo, José Luis.
ResponderEliminarQuerido amigo, el mar está lleno de palabras para un tipo de tierra adentro como yo; solemos perdernos en la costa mediterránea para huir del calor de Madrid y esos son los apuntes al paso que dejé en el cuaderno... Un abrazo grande y mis mejores deseos para el verano.
Eliminar¡Cómo he echado de menos estas entradas! buena dosis. El agua no ha ahogado la chispa. Me encanta.
ResponderEliminarPaco, hoy dejo mis impresiones escritas en los días playeros, a pie de agua, con el cuerpo anfibio de quien sabe que la tierra es igual de hospitalaria que el agua. También yo he echado de menos tu ánimo continuo. Abrazos.
EliminarDe buena gana te acompañaba estos días con la escafandra y las aletas. Tú buscas las palabras sobre el agua y yo los tesoros bajo ella. En estupendo equipo.
ResponderEliminarBuen verano.
Un abrazo grandote y bailarín en este tiempo libre del verano. Sé que tus destrezas submarinas están llenas de asombro y que prefieres la tinta del calamar a la tinta cansina del poema...pero ahí estamos, con cuerpo amfibio, como manda la estación. Un abrazo y la alegría de hallar de nuevo tu voz cerquita.
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