ICEBERG
Se detuvo en mitad del oceano, hecho blancura gélida y oculta. Exploró el horizonte, tosió tres veces para sanear su laringe nevada y, con la perseverante voz de quien no cede, sentenció: "No voy a abandonar, ahora que el barco se hunde".
Y el iceberg siguió a lo suyo.
Y el iceberg siguió a lo suyo.
Así los icebergs (¿por qué no iceberges?) ¡Menudos son!
ResponderEliminarAhora, en serio, inquietante y sugerente micro.
Un abrazo.
Y ese punto de ironía de quien piensa que su labor es siempre enaltecedora y constructiva. No sé, querido Antonio, he escrito el breve cuento con una sonrisa en la boca, empujado por la sospecha de que hay mucha gente que piensa que es barco y no sabe que es el iceberg que abre el casco... Lo dicho: "sonría, por favor". Abrazos cordiales.
EliminarSÍ; memorable relato que toma el punto de vista del iceberg que hundió el Titanic.
ResponderEliminarEs antológico.
Un abrazo, poeta.
Vaya, Luis Ángel, ya me he acostumbrado a tu calidez y sin ella los sábados tienen cara de lunes. me alegra mucho saber que el texto te ha llegado bien; no es un juicio moral sino una lectura de un tiempo indeciso en el que la identidad y los papeles confunden sus tareas. Pues eso, hay que mirar bien en la lisura gris de los espejos si nuestros rasgos son de barco o tienen la mejilla gélida del hielo. Buenos días amigo. feliz jornada.
EliminarEstupendo microrelato José Luis. Feliz fin de semana.
ResponderEliminarGracias poeta, ya sabes cuánto me gusta explorar los desajustes de la realidad desde el balcón de la literatura. Un fuerte abrazo y muchas gracias por tu comentario.
EliminarTiene originalidad y belleza, como todo lo que escribes, José Luis. Qué privilegio leerte... Un abrazo.
ResponderEliminarY qué privilegio tu cercanía, querida poeta; siempre encuentro en tus palabras el café compartido de una ilusión común que nunca se apaga. Feliz jornada.
EliminarPreciosa metáfora, cada uno a lo suyo. Es un placer leerte.
ResponderEliminarBesos firmemente anclados.
besos firmemente anclados. Qué maravilla, Isolda; suena a música. Y no sabes cuánto agradezco tu presencia aquí. El sábado permite un poco la reflexión sobre el entorno: vivimos con desasosiego y es necesaria esa pausa que formule qué somos y qué hacemos... Sin trascendencia, con el té en su punto de la ironía. Un fuerte abrazo, de corazón.
EliminarAunque mi nave sea de esas que, aun solo circundando el ecuador, cualquier día puede destrozarse ante un iceberg (es redonda la pobre mía), no puedo negar que, además de impactarme, me ha encantado ver por una vez al famoso "culpable" de una catástrofe, y protagonista de dichos tan obtusos aunque ciertos, relatarse en primera persona, y hasta cariño que le coge una a través de tus palabras.
ResponderEliminarRe-vertir, sub-vertir y verter, el camino de la poesía, que tan elegantemente recorren siempre tus palabras.
Una gozada leerte, como siempre, querido José Luis. Un beso enorme.
Y un entrañable estar cómplice en ese barco común de lo diario, Sofía. Yo creo que una de las ventajas esenciales de la escritura es su condición de brújula para encontrarnos en cualquier laberinto. Muchos besos.
EliminarUn poco durillo de entrañas el iceberg, no????.. La lástima es que todos somos un poco iceberg, perdidos en medio de océanos de silencio y soledades.....
ResponderEliminarNo sé si es lástima o es simple destino que todos olvidemos nuestra condición de barcos o nuestra constancia de iceberg. Pararse en medio del oceano a preguntarse es una buena solución. Y que no falte nunca ese tono feliz de la ironía que nos distancia del pesimismo. Un beso grande, Carmen.
EliminarMe pregunto qué fue del barco. Hermoso y enigmático texto. Bien podría ser metafórico, la vida tiene mucho de iceberg y el ser humano no es fácil que suelte amarras y ceda. Un abrazo
ResponderEliminarHola Carmela, tampoco yo sé el final de ese cuento; la existencia es una metáfora gastada, en efecto, y muchas respuestas nunca llegan a tiempo. Permanecen en mitad del oceano. Como el barco. Como el iceberg. Un fuerte abrazo.
EliminarPreciosa imagen y un texto inquietante. Todo ello me hace pensar que lo oculto es, muchas veces, más poderoso que lo visible. Besos
ResponderEliminarAsí es Susana, nada se sabe de lo que esconde una apariencia estable y sosegada. El verdadero ser está debajo del epitelio. Un fuerte abrazo y muchas gracias por tu reflexión.
Eliminarsiendo 'práctico' ... cuanto más pienso en tu iceberg, más me apetece un chimpún con hielo...qué cosas...
ResponderEliminar:)
Pues al menos que el hielo lo ponga el iceberg, que ya estoy harto de que los cubitos los ponga siempre el oso polar... :)
EliminarAbrazos con plumas, chisme, que empieza el frío.