Fotografía de Andrés Romarís |
INSOMNIO
Para Ada Salas
Aprendo a recorrer la noche en vela,
tras el neutro latido
de un reloj digital.
Arañazos de luz fijan la sombra
al desamparo del amanecer.
Al principio eras tú
víctima vulnerable;
ahora somos acuerdo solidario
porque el cansancio enfría nuestro lecho
y agreste se cobija
espalda contra espalda.
Deshabitar insomnios
es difícil tarea;
cada intento provoca deserción.
Angustia el lexatín, no puede el valium,
fracasa la terapia del respirar profundo;
la saliva retiene
un dulzor sosegado
de melisas y espinos,
y el desvelo perdura.
A veces el silencio
agranda sus certezas
e impone a cada cosa su sentido.
A veces algún ruido se convierte
en un grito discorde
y aleja las bandadas de tenaces recuerdos.
Se dilata la noche;
la claridad agosta su piel negra.
Entra en mi nada el sueño
no como distensión apaciguada
sino como reflejo de inquietud.
Parpadea un relumbre. Se define un color.
En él comienzas.
Porque no sé, mis labios te pronuncian.
(La noche en blanco, Barcelona, 2005)
Incluyo en esta entrada, junto al poema "Insomnio", del libro "la noche en blanco" una fotografía del poeta y ensayista Andrés Romarís. La imagen es excelente, así que aquí anoto mi felicitación por su maravillosa fotografía. Gracias por el trabajo, Andrés.
ResponderEliminarGran poema de amor cotidiano encubierto por la presencia de la ironía, de la noche, del insomnio y del sueño, casi personificado, que al fin llega, como siempre, al amanecer.
ResponderEliminarGracias, José Luis, como lector.
La conjunción entre texto e imagen suele ser clave para que la entrada resulte de interés. Esta vez mi poema lo tenía más sencillo por el generoso préstamos visual de Andrés Romarís. Esa calle desierta es un reflejo limpio y penumbroso de nuestro andar por las sombras.
EliminarGracias por tu comentario, Luis Ángel, siempre lleno de afecto.
el insomnio me desconcierta los acentos...
ResponderEliminarPues no los pongas, querido Chisme, y sustituye el acento por un poco de música. Da buen resultado para recorrer la madrugada a pie firme. Un fuerte abrazo y muchas gracias por tu presencia en esta entrada.
EliminarMe veo, José Luis, en ese territorio de la noche, en guardia frente a uno mismo; deseoso por abandonarse a los caminos del sueño y, sin embargo, alerta. El poema discurre entre el desasosiego y la esperanza, hasta alcanzar el bálsamo de un nombre: final redondo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, querido Antonio, cualquier sombra termina en el umbral de la luz. Solo se necesita abrir la puerta para que pase dentro la esperanza. Un fuerte abrazo y gracias por tus palabras.
EliminarUn camino alto conocido el del insomnio, el de las sombras, el de la luz. Un poema donde facilmente nos podemos ver reflejados. Un vocabulario exquisito y un final necesario para poner el alma nuevamente en su sitio. Mi felicitación, igualmente a Andrés Romarís por tan excelente fotografía. Gracias por compartirlo José Luis. Un abrazo
ResponderEliminarQué alegría me producen siempre tus reflexiones. Este poema pertenece a una época que guardo con extraño afecto. es verdad que entonces dormía muy mal y que las largas duraciones de la noche me permitían caminar por cualquier calle del insomnio. Así nació el poema que es un largo viaje hasta la amanecida. Un abrazo y gracias, de nuevo, por estar.
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