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EL CASTILLO
Paciente, desde la amanecida hace un montón de arena con la sonrisa de quien se reconcilia con la infancia. Alza un castillo. Moldea torreones y almenas. Muestra el resultado con la satisfacción de quien se reconoce. Se cansa pronto. El castillo está deshabitado. Viene hasta mí. En voz baja y vehemente me pide que lo habite algún fantasma. Le hago caso. Lo dejo bostezando en este cuento.
Con tus palabras ya le has dado vida.
ResponderEliminarCon tus palabras ya le has dado vida.
ResponderEliminarQue tu fantasma no bostece demasiado y desaparezca, siempre es bueno tener un castillo de arena habitado, entre otras cosas.
ResponderEliminarUn placer leerte, como siempre.
Abrazos y felices "vacaciones"
Y un placer encontrarme con la compañía de tu amistad también a pie de mar.
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