miércoles, 12 de julio de 2017

ROSARIO TRONCOSO. ETERNIDAD PROVISIONAL

Eternidad provisional
Rosario Troncoso
Selección y prólogo de
Paco González Fuentes
Takara Editorial, Colección Wasabi
Sevilla, 2017

INVENTARIO DE VIDAS

   Advertirá el lector de inmediato el afecto personal por Rosario Troncoso, cuya labor editorial ha llevado a imprenta hace muy poco tiempo mi antología Pulsaciones, un mapa de ruta del discurrir poético de casi tres décadas. Su labor en equipo con Carmen Sotillo no contamina el entusiasmo lector por su poesía y la cercanía crítica con sus presupuestos literarios y su forma de entender la creación. Rosario Troncoso cultiva una poesía intimista, que indaga en los estados afectivos, en la que el personaje lírico tiene una evidente correlación con el soporte anímico del ser biográfico. De su riqueza y expresión diversa da cuenta el volumen Eternidad provisional, un paso más en el joven catálogo de Takara Editorial, donde ya conviven autores como José Manuel Benítez Ariza, Elías Moro y Javier Sánchez Menéndez.
   Cada cartografía lírica aporta una manera de acercarse al verso y despliega un escenario propio para que en él camine su personaje verbal, marcado siempre por esos estímulos exteriores que impulsan y dan rumbo a los asuntos poéticos. En Eternidad provisional hallamos de entrada un oxímoron que requiere un instante de pausa. El aserto contrapone el afán singular del verso en buscar un asiento perdurable a la estela transitoria de lo contingente. Es una poética de quien sabe que solo la palabra nos salva, aunque esta salvación también esté abocada en el tiempo a convertirse en una línea en el agua.
    Paco González Fuentes cuida la selección versal, y traza los signos propios del itinerario poético de Rosario Troncoso, una senda que arranca en 2005 con el libro auroral Huir de los domingos y concluye en la entrega Transparente (2014). El sondeo crítico enlaza de inmediato el trayecto vital y la expresión literaria como si en ambos recorridos no fuesen direcciones duales sino una única senda, un puñado de variaciones en el mismo dibujo. Define esta compilación como memoria de la fragilidad en la que encuentra significación ineludible los gozos y las sombras del yo que conforman una sucinta biografía en el tiempo.
   Esta absorción de lo biográfico comienza con el libro Huir de los domingos cuyos versos manifiestan un intenso confesionalismo, el ritmo remansado de lo cotidiano, pero la organización interna de la compilación anula la disposición cronológica para ofertar una lectura nueva de lo escrito. De este modo, el apartado inicial, “El eje imaginario” se fecha en 2012 y hace de la temática amorosa textura argumental. Los poemas hablan del sentimiento amoroso, pero esa luz del deseo es un largo recorrido en el que se van marcando huellas rutinarias que transforman la amanecida en cansancio crepuscular. Queda entonces un cierto sentimiento de pérdida que justifica la elegía o que busca la identidad del yo en la memoria, como sucede en el hermoso poema “El árbol de la infancia”. 
   El apartado “Fondo de armario”, fechado en 2014, sugiere un conjunto misceláneo. En él se agrupan impresiones visuales, como fotografías ajadas por la inercia, reflexiones sobre el extrañamiento originado  cuando los sentimientos cambian o la ausencia cobra fuerza en la costumbre.
   Tuve la fortuna de presentar el libro Transparente en Madrid y me sigue pareciendo el vértice central de la voz poética de Rosario Troncoso. Aquí se pone al día mediante una breve selección de textos que preservan su aire diáfano, su recurrencia a la voz directa y su asentamiento en el ahora como tiempo enunciativo del poema. Esa crónica viva del estar libera la voz propia en un ejercicio de sinceridad que recuerda la dimensión humana del escribir. En él se integra el poema homónimo, que da título a esta selección, un texto que hace del amor plenitud y cumplimiento, un viaje sin caminos de retorno.
   “Otros poemas” invita a percibir la poesía en su evolución natural, como un tránsito alzado sobre estaciones temáticas redundantes. Las muestras elegidas dan voz a los distintos incisos temporales de la autora como si fuesen propuestas cristalizadas.
   Por último, como un guiño a este tiempo binario que nos ha convertido en náufragos digitales, en el apartado de cierre se incorporan algunas anotaciones del blog, definidas por Paco González con vehemente precisión: “están las palpitaciones de lo que fue, el fulgor del presente, el grito, la sombra…” Conforman casi una paremia por su cercanía al aforismo y hacen una lectura fragmentaria del discurrir que difunde sin pausas la sensibilidad de quien percibe.
   En los apartados de Eternidad provisional hallamos, sin teorías ni deconstrucciones, con el paso cercano de quien muestra la extrañeza de lo conocido, una poesía que expande un frescor cristalino. Los versos fluyen con la cadencia de quien comparte las anotaciones de un diario íntimo que va completando páginas en la noche del tiempo, que de cuando en cuando da voz a la angustia y al desconcierto cuando las ilusiones convierten la existencia en un territorio estéril.. Poesía que deja en la retina la equilibrada serenidad formal de la confidencia, la ortografía propia del existir. La lección breve de quien sale al día para conocerse.





  

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