El jardín de la señora D. Luis Arturo Guichard Ediciones Hiperión, Poesía Madrid, 2017 |
ÍNTIMO JARDÍN
Aclara el breve apunte de contracubierta
a quién corresponde la inicial del
título El jardín de la señora D., un
poemario con el que Luis Arturo Guichard (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 1973)
consiguió el Premi Vila de Martorell 2016 para libros en
castellano. Recuerda que la señora D. fue la paciente cero del médico Alois Alzheimer,
médico investigador y analista durante décadas de esa ominosa
enfermedad que convierte la
memoria en páramo baldío. Es una aclaración necesaria para entender en su
justo desarrollo esta entrega del
filólogo, traductor, ensayista, aforista y poeta asentado en Salamanca
desde 2002, en cuya universidad desempeña labor docente como profesor de
Filología Griega.
En
el recorrido poético de Luis Arturo Guichard, compilado en 2012 por ediciones
Liliputienses en el volumen Una fe
provisional y un año después en México,tras el aserto Realidades y márgenes, existe una fuerte lectura simbólica. Las
composiciones sondean las posibilidades del lenguaje y exploran rincones para
dilatar campos semánticos de argumentos siempre proclives a los
claroscuros. Esa constante adquiere en El
jardín de la señora D. una palpable solidez en cada una de las partes,
que se suceden con similar vestimenta formal. El avance recuerda la memorable sentencia
de Buffon: “El estilo es el hombre”. Cada poema desarrolla su
argumentación en fragmentos autónomos que no pocas veces adquieren la entidad
expresiva de un diario autobiográfico.
Escueta
en su desnudez, la voz verbal adquiere el tono lapidario del testigo que asiste
al discurrir y da fe de su contingencia sin concesiones, con una percepción anotativa. Pero esos detalles no tienen una entidad definida,
propenden a la interpretación, forman parte de un cuadro que soporta las
pupilas apresuradas de los espectadores. La realidad emparenta así con un
lienzo que se ha convertido en un referente cultural incuestionable: “El jardín
de las delicias”. La obra del Bosco ha dado pie a un incansable inventario de
posibilidades y sentidos que hacen de sus elementos un espacio oscuro, solo iluminado
por la luz de la inteligencia. También la mente que cobija el alzheimer se
convierte en un íntimo jardín clausurado. En ella, los recuerdos sufren inadvertidas
mutaciones que van llevando a la desaparición de la propia identidad, a ese
instante en el que la presencia es un estar que no tiene pasado porque la
conciencia está vacía. Solo cabe la recuperación momentánea de lo vivido desde
los otros, en un diálogo con los sentimientos. En el emotivo poema “Limbeños y
enmediantes” el escritor aborda la enfermedad y su degeneración progresiva de
la conciencia en la figura cercana de la madre. Cuando el sujeto excluye la
memoria y hace de lo vivido un espejo oscuro parece sumido en un limbo sin
coordenadas, en un lugar al que no afecta el medio externo ni
recuerda las experiencias vividas a lo largo de la existencia. Luis
Arturo Guichard baraja en las composiciones todos esos elementos para hacer de
la pérdida una lectura personal. El existir es un largo viaje de regreso a la
nada, un tren estacionado que recorre sus vías hacia dentro, mientras muestra
una inmersión en lo desconocido que no puede compartirse con nadie. Nace así un
estado carencial que transforma el ahora en un simulacro. Quien estuvo no está,
es una página en blanco de algún libro olvidado que ya no tiene título ni
autor.
La poesía de El jardín de la
señora D. –cuyo título muestra una
afinidad evidente con la novela El jardín
de la señora Murakami, de Mario Bellatín- nos deja la sensación de un
persistente avance hacia la desnudez para construir un universo con mínimos
elementos; una casa sin sueños que cobija la luz interna de lo inadvertido.
Los lectores atentos no deben perderse el libro «Una fe provisional». Al cuidado de José María Cumbreño, en Ediciones Liliputienses, reúne la obra poética de Luis Arturo Guichard y deja los mejores registros de su talento creador.
ResponderEliminarUn interesante tema se trata en este poema, la existencia de lo inexistente, es duro pero es real, el alzheimer una enfermedad degenerativa de la memoria que pone en blanco las vivencias de la persona y lo sumerge en un mundo que no conoce, sin principio ni fin. Es como existir y no existir y mas terrible aun para la familia tener que aceptar que ese ser maravilloso se fue mas aun existe.... Excelente interpretación no lo he leído pero entiendo del tema, una situación bastante fuerte, mas son los interrogantes que todos nos hacemos, porque sucede esto, que parte del cerebro no conocemos y que situaciones conlleva a este desenlace, la soledad? puede ser, un pasado doloroso, puede ser, un querer borrar situaciones dolorosas vividas y se borra todo. Mi querido amigo Jose Luis, maravilloso tema de Luis Arturo Guichard, y mas aun tu recomendación , muy valiosa.. Espero tengas un resto de dia muy feliz y nos deleites nuevamente con tus letras, pues tus musas te acompañan a donde quiera que vas, abrazos fuerte y mis mejores deseos
ResponderEliminarTu comentario es tan meditado y extenso que mi mejor respuesta no es otra que la gratitud. Un abrazo y a ver si hay suerte y puedes disfrutar de la excelente labor poética de Luis Arturo Guichard.
Eliminar