Artes y oficios Fotografía de Javier Cabañero |
PATOLOGÍAS DEL PODER
(Prosa política)
En la definición del poder cabe
todo. Y es un error considerar cerrado el concepto con rasgos únicos;
simplemente las características se yuxtaponen sin lindes excluyentes.
El alevoso president, tras una
libación gastronómica a base de judías, desconoce con qué abertura corporal
responderá al tribunal que juzga sus desafueros amarillos, durante la campaña
electoral. Supongo que en él es un hábito confundir la fetidez de aliento con
la pestilencia intestinal. Hay inteligencias con olor a pocilga.
Leo en la Biblioteca Nacional Breve historia de la misoginia (Ariel,
2019), de Anna Caballé. No siempre estoy de acuerdo con sus aseveraciones, pero
me parece un ensayo riguroso y veraz para fomentar relaciones basadas en el
respeto mutuo y contener a los nuevos practicantes del patriarcado antropológico.
Toda ideología proyecta anhelos y frustraciones; plantea la elección o
el rechazo de valores éticos.
La escritura necesita libertad creadora para materializar sus
creaciones. No sé qué necesita el poder.
Hay ideologías que precisan rehacerse. Deben pasar por el quirófano para
hacerse liposucciones mentales.
El poder es un guionista prolífico. Nunca gobierna. Solo se dedica a
buscar tramas argumentales, construcciones teóricas, árboles que no dejan ver
el bosque, graffitis sobre el muro.
(Apuntes de prosa
política)
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