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RELOJES
Aquel invierno adquirió un domicilio antiguo, de piedras frías y
cimientos gastados, que se silueteaba sobre el roquedal. Llenó las habitaciones con relojes adquiridos en los mapas abiertos de sus viajes. Todos funcionaban,
pero las agujas nunca coincidían en la hora marcada. Dedujo que aquel tiempo en la pared, cuajado de asonancias era una estrategia para que pasado, presente y futuro cohabitaran en el mismo espacio,
un sitio clausurado y angosto donde no corrían el riesgo de consumir ningún exilio.
(De Cuentos diminutos)
Curiosa manera de querer cohabitar con todos los tiempos, en un tiempo de prisas y cada vez más complejo y difícil para la mayoría.
ResponderEliminarSomos tiempo en tránsito, querida Carmen, así que hay que buscar su complicidad y su afecto para que guarde el ayer y el ahora con afán limpio, como un reloj que adecúa su paso a nuestra voluntad. Fuerte abrazo.
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